26 de agosto de 2011

Para ti

Aprender a la mala, sin querer queriendo. Porque habría dado las córneas por demostrarle a las fuerzas de la naturaleza que hay un para siempre. En cambio, tengo mi vista y un corazón despedazado que, a pesar de la lección, se volverá a equivocar.
Para qué hacer una oda de tu boca escurridiza si ya no me sale a encontrar por las mañanas. O quizás a tu espalda si tu piel ya no me acariciará. Debo hacer odas a cosas tontas como los perros y los gatos, quizás así pase a la fama y leas lo que tengo atragantado, lo que se me escapa cuando las teclas empiezan a bailar solas.
Las balanzas nunca me han jugado a favor, no será esta la excepción. Es difícil decir di más de lo que recibí, es poco altruista, pero como ser santa no es mi meta, voy a declarar que amé esperando amor de vuelta. En cambio, tengo mi vista y un corazón despedazado, que ya no tiene reclamos que proferir.
Arranco, lo sé, pero es el impulso que necesitaba para volar, para despegarme de esta miel espesa que es tu alma. Aquí toca el adiós, te amé y todo esa verborrea blasfema. Todo espacio vacío es potencialmente un lugar donde acurrucarme y si quieres visitar mi espacio, serás la visita mejor recibida, pero será por un rato, porque acá se bifurca el camino.
Buena suerte y hasta luego.


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